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La rebelión de los “deseñados”

Chile no acepta el uso de ñ ni tildes en sitios oficiales, incluido el del Servicio de Impuestos. Franz propone no pagar los que graven actividades que contengan esos “caracteres desconocidos”.

 

FUENTE: Revista Ñ / Por Carlos Franz (02/09/2017)

 

Un año no es lo mismo que un ano. Aunque a veces algunos años resulten ser como el ano, es preferible no confundir esta indispensable parte del cuerpo con un ciclo de la Tierra en torno al sol.

 

La buena ortografía sirve, entre otras cosas, para evitar confusiones tontas o peligrosas como esa. Además, sirve para entendernos mejor por escrito y mantener la historia, identidad y unidad de nuestra lengua. Sin embargo, parece que esos nobles objetivos no le importan mucho al Estado de Chile (en su actual estado). Por ejemplo, nuestro Servicio de Impuestos Internos (SII) atiende a los sufridos contribuyentes mediante un programa informático que –en muchos casos– no admite signos ortográficos propios de la lengua oficial de nuestra República. En su plataforma de Internet el SII nos impide usar la tilde de los acentos gráficos. Y como si esto fuera poco, el SII nos prohíbe usar una de las letras de nuestro abecedario: la eñe. Un señor apellidado Patiño, que viva en Ñuñoa y desee emitir una boleta de honorarios electrónica por servicios de movilización de niños, se verá convertido en el “senor Patino domiciliado en Nunoa” y su boleta dirá que se dedica a la “movilizacion de ninos”.

 

“El caracter (ñ) no está permitido”, nos dice el mensaje que salta en pantalla cuando un contribuyente intenta escribir la palabra “paño” en una boleta electrónica del SII. A esta prohibición prepotente se añade la ignorancia: el SII nos imparte su orden escribiendo la palabra carácter sin tilde. Esa violencia ortográfica estatal es imitada por importantes corporaciones privadas en sus plataformas de Internet. El Banco de Chile también despluma a sus clientes de las tildes.

 

Decidí preguntarle al Servicio de Impuestos Internos, a través de su plataforma electrónica, a qué se debe que los chilenos no podamos usar eñes ni tildes en algunas operaciones fiscales básicas. También les sugerí corregir esa anomalía. Transcribo la respuesta que me envió el SII: “Al respecto, le informamos que el sistema de emisión de Boleta de Honorarios Electrónica, no permite ingresar caracteres especiales invisibles (ejemplo, al digitar se apretaron involuntariamente dos teclas) pero dañinos, tampoco pueden contener ñ o acentos”.

 

Ante dicha respuesta Condorito habría caído de espaldas, haciendo “plop”. Pero al menos esa declaración del SII nos tranquiliza aclarándonos que para este Servicio la letra eñe no es “dañina”. No obstante, igual nos prohíbe escribirla, sin dar razones.

 

¿Cómo podemos creerle al Estado cuando nos dice que empleará nuestros impuestos para mejorar la educación chilena si en el momento mismo de cobrarlos propaga la ignorancia? ¿Qué podemos hacer los ciudadanos deseñados y destildados? Ya que el Fisco se empeña en ningunear la eñe y las tildes, propongo que los contribuyentes nos rebelemos y no paguemos impuestos por aquellas actividades cuyos nombres contengan esos caracteres desconocidos para el Estado. Así la “música” y la “minería” quedarían exentas de impuestos. Los trabajos de “albañilería” quedarían doblemente eximidos del IVA. La venta de “paños”, “puñales” y “rebaños” no tributaría. Y la feliz comuna de Ñuñoa quedaría exenta de toda contribución.

 

¡Soñemos, ciudadanos! Aunque después nuestro Estado nos obligue a escribir “sonemos”.

 

Nómadas: Jaume Plensa